La luz de RAH, por Agustin Ibarrola

Decía el filósofo Sible De Blanuw, que cuando el latido del sol se levanta se encuentra el Paraíso, el punto de partida de la historia de la humanidad, al cual cada ser humano espera hacer el viaje de retorno.

Allí donde cada día sucedía el milagro del alba, los hombres siempre se han encontrado cerca de su Dios; se sentían protegidos en su sitio, lejos de la diabólica oscuridad de la noche. Es la luz quien da vida a la naturaleza, es la luz la que descubre colores, formas, dimensiones, la percepción de la masa, los límites del volumen. Y esa luz y su padre RAH es lo que Agustín apresó, domeño y aquí nos lo deja.

Siempre será de él, y esto solo quiere decir, según se desprende de su genio y generosidad, que será de todos. Porque Agustín Ibarrola bajó a RAH y lo ató a la tierra, enmarcó su corazón en las horas de silencio, de inquietudes, de fervores apagados...

Y así Agustín, en una tarde soleada de Primavera nos lo dejó entre nosostros.

Graciás Agustín, gracias Mª Luz. Esta familia amiga acoge con felicidad la presencia de RAH, y puesto que de todos es gracias a todos.

JUAN JOSE AMEZAGA, (Colladillo, (Segovia) 30 de Abril de 2011)