Hoy se cumplen 50 años de la muerte de este médico humanista que estuvo estrechamente ligado a la intelectualidad del País Vasco de la época.

En este año, a partir de hoy mismo, con motivo del cincuenta aniversario de su fallecimiento, se están celebrando en todo el mundo, multitud de actos en recuerdo de Gregorio Maratón.Los que seguimos los pasos de Hipócrates tuvimos maestros que nos trasmitieron la herencia doctrinal y ética de D. Gregorio. Yo tengo grabada a fuego una frase que constantemente repetía a sus discípulos el Prof. Víctor Bustamante, mi padre vocacional. Se refiere a la respuesta que Marañón dio en cierta ocasión a alguien que le preguntó qué «aparato» había hecho avanzar más a la medicina. Su contestación fue rápida, corta y esclarecedora, pues se limitó a decir: la silla. En efecto, la cabecera del enfermo ha sido y será siempre una cátedra docente, la fundamental; el lugar donde el aprendizaje de la medicina ofrece su mejor faceta: la de la realidad del enfermo y su enfermedad.

Las profundas reflexiones que D. Gregorio elaboraba en cada uno de los temas que constituyen su amplia obra, se han convertido, con el tiempo, en auténticas sentencias. En sus libros hay respuestas para todo: la vida, el amor, la sexualidad, el matrimonio, las multitudes, las cualidades, la felicidad, las oposiciones, la ciencia, las interpretaciones, los celos, la muerte, la política, etc..

Analizó como ninguno la timidez - 'Amiel'-; el resentimiento -'Tiberio'-; el poder -'El Conde Duque de Olivares'-; la intriga y la traición política -'Antonio Pérez'-; la sexualidad equívoca y ambigua -'D. Juan'-, introduciendo un género literario singular e inédito: el ensayo biológico.

Su frase «nadie más muere que el olvidado» parece muy oportuna porque, precisamente, con nuestro recuerdo mantenemos viva su llama y la luz que nos alumbra.

Educado en un hogar donde siempre la inquietud intelectual tuvo asiento -como señala el profesor Granjel-, la figura del padre y los amigos de éste: Pérez Galdós, Menéndez Pelayo y Pereda, fueron esenciales para mantener curiosidad y respeto por todo lo literario. De su inquietud científica se encargaron los maestros que fueron dignos de ese nombre: Cajal, Sañudo, Madinaveitia, Olóriz, San Martín, Cortezo, Simarro, Gómez-Ocaña y, finalmente, Ehrlich, Premio Nobel de Medicina (1908), que introdujo el arsenobenzol o salvarsán en el tratamiento de la sífilis.

Relación con Euskadi.

La relación entre Marañón y el País Vasco se establece a través de gente de la Bascongada. Marañón mantuvo una importante relación con la intelectualidad vasca, tanto en los años anteriores a 1936 como en la postguerra. Como ejemplos: la respuesta al discurso de ingreso de Pío Baroja en la Real Academia Española, en 1934; el prólogo al libro 'La cocina de Nicolasa' -Nicolasa Pradera, 1933-; el libro conmemorativo de las bodas de plata de Gráficas Valverde, con un artículo titulado 'San Sebastián'; 'El proceso del Arzobispo Carranza'; 'Notas sobre la vida y muerte de San Ignacio de Loyola' (1956) ?, y hasta en el Cigarral de Menores de Toledo existe una obra de Eduardo Chillida (1987).

Marañón era perfecto conocedor del clima intelectual y de las diferentes ideologías que se respiraban en el País Vasco de entonces (1940-1960). Durante las vacaciones estivales en Donostia, contaba con agradecidos pacientes y un grupo de amigos admiradores de su obra e identificados con el espíritu liberal que caracterizaba su pensamiento y su acción.

El doctor Julián Bergareche le introdujo en la tertulia de amigos que tenía lugar en la antigua biblioteca de la Diputación de Guipúzcoa. Esta circunstancia reforzó sus vínculos con la RSBAP, siendo objeto en 1958 de un homenaje promovido por la Bascongada y un grupo de intelectuales en la Sociedad 'Beloki' de Zumárraga. Ese grupo de intelectuales, que a partir de entonces se llamó 'Academia Errante', pasaron a autodenominarse 'Marañones'. Fueron una institución cultural de gran trascendencia en Guipúzcoa entre los años 50 y 60.

En menor medida, los bilbaínos, a través de la Academia de Ciencias Médicas, también tuvieron ocasión de disfrutar de la sabiduría del doctor Marañón. Con una conferencia titulada 'La hormona tirotropa de la hipófisis', D. Gregorio clausuró las jornadas conmemorativas de las bodas de oro de la Academia, que en esa fecha (1949) presidía el doctor Zumárraga.

El 11 de marzo de 1955 y ante 350 académicos, Marañón pronunció una conferencia extraordinaria: 'Craneopatía metabólica'. El 4 de abril de 1960, a los pocos días del óbito del homenajeado, tuvo lugar en la Biblioteca Municipal de Bidebarrieta en Bilbao, una sesión necrológica. Fue organizada por la Academia de Ciencias Médicas que presidía el doctor Obregón en ese momento, titulando a su disertación: 'Marañón académico de honor'.

En junio de 1987, la Academia conmemoró el centenario del nacimiento de Marañón. Su presidente, el doctor José Antonio Cearra Asua, invitó al hijo del maestro, Gregorio Marañón Moya, a hablar de su padre -'El Dr. Marañón y su obra'-. Se editó una tarjeta conmemorativa y un matasellos como parte de una tradicional exposición filatélica.

Recientemente, el cuadro de Ignacio Zuloaga 'Mis Amigos' ha viajado, desde Zumaia a Madrid, a la Biblioteca Nacional, para una exposición dedicada al más especial de los amigos del que fue el máximo exponente de la «pintura hecha de tierra», como la define Mariano Navarro en la obra 'La luz y las sombras en la pintura española'.

A propósito de la relación entre Marañón y Zuloaga, el 'ABC literario', de la mano y pluma de Francisco Pérez Gutiérrez (25/3/1994) publicó un amplio artículo titulado 'Correspondencia entre dos españoles apasionados'.

Como señala Laín en su biografía: «Fue, en suma, una persona que a través de sus vocaciones específicas, sus espléndidos y múltiples talentos, sus amores y aversiones, sus maneras propias y sus inexorables deficiencias, quiso ser una singular versión cristiana del 'homo humanus' de la antigüedad; aquel a quien nada de lo humano le parecía ajeno».

 

Ricardo Franco Vicario (profesor titular de la UPV/EHU. jefe clínico del servicio de Medicina Interna del Hospital de Basurto)